Lucila Carrizo llegó este jueves por la tarde y el barrio la esperó con aplausos, bocinas y mucha emoción. Casi dos años de internación y una larga espera por un corazón compatible, finalizaron con su regreso a la ciudad.
La historia de vida de Lucila se metió en el corazón de todos los gualeguaychuenses, pero también de Paraná, Santa Fe y cada uno de los profesionales de salud que la atendieron desde un comienzo.
Un embarazo que no llegó a término y una bebé sin vida que tuvo que despedir con profundo dolor, fueron los primeros síntomas de una patología que Lucila desconocía que padecía. Miocardiopatía dilatada fue el diagnóstico y la única solución era un trasplante de corazón.
La joven nunca pudo regresar a su ciudad y permaneció internada primero en Paraná y luego en Santa Fe, a la espera de su milagro de vida. Durante ese tiempo acompañada por su esposo y esporádicas visitas de su mamá, dada la condición de bajas defensas de la paciente.
Tras casi dos años, en las primeras horas del 28 de abril, una decisión altruista de una familia que perdió a un ser querido, le dio posibilidad de vida a Lucila y el trasplante se realizó con éxito.
Este jueves, 26 de junio, Lucila regresó a su barrio. Familiares, amistades y vecinos convirtieron su llegada en una fiesta. Repartieron barbijos para que la familia pudiera acercarse con todos los cuidados y saludarla. Habrá tiempo para todos los abrazos guardados para este momento.
Lucila empieza una nueva vida. Gracias a todos los profesionales de salud, a la familia del donante y a todas las personas que de una u otra manera colaboraron en el sostén y la contención para atravesar todo el proceso. María (mamá) y Lucila, agradecen todo el amor.
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