Silencio, NN, desaparecidos no denunciados, asados con Videla, Falcon, aviones, helicópteros, entrenamientos militares "antisubversivos" y la enigmática Mazaruca.
En el libro El lugar perfecto, desarrollo lo que pasó durante la dictadura con los vuelos de la muerte en el delta entrerriano, específicamente en Villa Paranacito, y la confluencia de los ríos Paraná, Uruguay y Río de la Plata.
Pero el delta es más que Paranacito. Es también Ibicuy, famoso por el puerto y paraíso de pescadores. La ruta nacional 12, desde el límite interprovincial con Buenos Aires, es la principal carretera que atraviesa el departamento Islas. Si vas desde Entre Ríos a Buenos Aires, Ibicuy a mano derecha y Paranacito a mano izquierda. Viceversa si se mira desde Buenos Aires y se llega desde Zárate-Brazo Largo.
Está a sólo 85 kilómetros de Zárate, eje de la represión en la zona norte de Buenos Aires, uno de los lugares más calientes de la dictadura. En la época, Ibicuy tenía unos 3500 habitantes.
Todavía se le dice “Holt”, porque ese es el nombre de la estación de trenes, pero el municipio es Ibicuy. El departamento (partido, distrito) se llama Islas del Ibicuy, y comprende a Paranacito, Ceibas, Ibicuy, Mazaruca (en el ejido municipal de Ibicuy) y Médanos. Hasta 1984, todo era departamento Gualeguaychú.
El delta era “el lugar perfecto” por su exclusiva geografía, lugares inexplorables, la cercanía con el poder militar y el silencio.
En la zona había presencia de Prefectura (dependía de Armada, Marina) y Policía de Entre Ríos (dependía de Ejército). La Fuerza Aérea manejaba una importante zona en Mazaruca.
¿Qué pasó en Ibicuy durante la dictadura?
Ocurrieron cosas que no se han contado en ese paisaje de silencio y de misterios. Prepárese, lector. Esta es una síntesis de investigaciones que he seguido realizando para que se conozca la verdad oculta. Muy cerca de Buenos Aires, muy lejos de todo.
*HALLAZGOS EN IBICUY
En Villa Paranacito, según los testimonios, fueron centenares los cuerpos lanzados en los vuelos de la muerte durante la última dictadura, especialmente en los años 1977, 1978 y 1979. Alrededor de esa localidad, aprovecharon el equivalente a unas 300 mil hectáreas (campos, arroyos, ríos profundos y correntosos, humedales, camalotes, montes) para la desaparición de personas. Como decía el colega Vladimir Hernández (CNN), un gran cementerio a cielo abierto.
En el mismo delta, pero en Ibicuy, la dictadura hacía otras cosas, pero también aparecieron restos.
Hay testigos que puntualizan la aparición de seis cuerpos en el Cerro de la Virgen, camino de ingreso a Ibicuy. “Fueron encontrados y llevados en un tractor con acoplado y enterrados como NN en el cementerio de Ibicuy”, dice un relato.
“En esa época, el lugar era un monte de espinillos, después fue desmontado”, agrega.
Otro testigo aporta que más cuerpos eran encontrados periódicamente en campos de la zona.
¿Fueron enterrados en el cementerio de Ibicuy, o en campos para evitar problemas? Seguramente ambas opciones.
Pero hay más.
En un lugar llamado Isla Botija, sobre el río Paraná Guazú, aparecieron tres cuerpos. Dos de ellos sin cabeza.
ISLA BOTIJA
También dicen que se escuchaba el paso de militares en las madrugadas y hubo cuerpos encontrados a orillas del puerto, llevados al cementerio como NN.
Otro testigo indica que podrían haberse utilizado los cerros indios de la zona para enterrar cuerpos.
“Ahí están los famosos cerros, dos cerros. Se encontraron varios esqueletos en el cerro. Cuando había creciente, mis tíos se venían para Gualeguaychú. La gente que se quedaba, hacía ranchos con paja brava de ahí y las maderas, unos clavos y alambres. Y después, de barro. Estaban un tiempo en un rancho, lo rompían y hacían otro.
Fui con mi hija, que todavía era chica (nació en 1973) y vio que habían encontrado un esqueleto. ¿Dónde lo pusiste?, le pregunté a mi primo. Allá, me dijo, contra aquél tala. ¿Y la cabeza? Se la di a un camionero. Y después cambió de conversación, como si nada. Siempre sacaban esqueletos, más después de las crecientes grandes. Mi hija, desde que vio el esqueleto, no quiso ir más. Era chiquita. Siempre sacan huesos, pero para los lugareños es como encontrar un tronco…”, dice el testigo.
*ENCONTRADOS EN ZON
En la locura de la muerte, también hubo varios cuerpos encontrados sobre la ruta nacional 12.
Veamos los datos que aparecen en una página sobre hallazgos de cuerpos.
*NN
7 diciembre 1976
En Ceibas, causa de muerte se ignora. Denunciado por Juan Bautista Meoniz (Policía, ya fallecido).
*NN
28 de marzo de 1977
En Ibicuy, causa de muerte se ignora, un masculino. Denunciado por Bernardo Sebastián Cano, policía de Entre Ríos.
En 1976 hubo seis cuerpos encontrados con “muerte violenta”, pero identificados. La característica común era que vivían en Buenos Aires…y la muerte violenta.
*6 de enero 1976, JORGE OSVALDO NAVARRO, 18 años, profesión metalúrgico, domiciliado en Morón. Encontrado en Ibicuy, MUERTE VIOLENTA. Denunciado por Manuel Martín NAVARRO.
*17 de enero de 1976. JUAN JOSÉ VILLALBA, 38 años, albañil domiciliado en Berazategui, Buenos Aires. Encontrado en Ibicuy, MUERTE VIOLENTA, certificado Dr. Jorge Corvalán. Denunciante Hipólito Martín VILLALBA.
*2 Mayo 1976. MAURICIO DIAMANT ADLER, 43 años, domiciliado en Rosario. Encontrado en Ibicuy, MUERTE VIOLENTA. Denunciante Hipólito Rivero.
*26 Mayo 1976. JUAN ANGEL BARTORELLI, 45 años, domiciliado en Moreno, Buenos Aires, profesión tinto ero. Encontrado en Ibicuy, MUERTE VIOLENTA. Denunciado por Víctor Raúl Martínez.
*12 Julio 1976. NORBERTO SEBASTIÁN RENZACCI, 62 años, comerciante domiciliado en Capital Federal. Encontrado en Ruta Nacional 12, MUERTE VIOLENTA. Denunciado por Juan Carlos Marcó.
Estos datos figuran en http://www.desaparecidos.org/GrupoF/des/n.html
*LOS TRES DESAPARECIDOS DE IBICUY
Aunque no se haya dicho hasta ahora, Ibicuy tiene tres desaparecidos que residían allí. Eran los tres hermanos Rojas.
Junto al docente y dirigente sindical Abel PachiAntivero, hace algunos años entrevistamos a Martina Gasitú, quien murió recientemente casi de cien años.
“Videla me mató tres hijos y nunca aparecieron”. Así comenzó su testimonio la madre.
Ramón Pascual, Pedro Norberto y Pablo Esteban, eran hijos de Martina y de José Ramón Rojas. Tenían entre 20 y 30 años. A uno de ellos le decían Pachín.
Don José Ramón era músico, y los tres hijos que desaparecieron también, guitarreros y acordeonistas. El padre se ahogó en Villa Paranacito a los 70 añosLos jóvenes desaparecidos vivían en Ibicuy y estaban lejos de la militancia política, los gobernantes militares los contrataban para tocar en fiestas. La desaparición es aún confusa.
“En el 76 los mataron a ellos, pobrecitos. Fueron a tocar el acordeón a una peña, fueron a dar a ese bar. Y ahí dicen que había extremistas robando…no sé…y murió la mujer que vio todo. Yo tuve nueve hijos varones y me mataron tres. La mujer vio todo. Cirio Luján, que vive en Escobar, sabe adónde los mandó, porque él los mandó. Y no les indicó bien. Preguntaron y les indicaron mal. Él nunca los buscó, y por eso me puse a buscarlos yo”, recordó Martina Gasitú.
MARTINA
“Fueron esas cuadrillas que andaban en la isla y los echaban como los perros a los muchachos. Yo andaba buscándolos cuando andaban los cosos verdes esos. Andaban por ejemplo cinco muchachos cazando y los hacían subir a todos, y al que no tenía documentos…así hacía el gobierno de ese señor Videla. Yo los vi… anduve por Canal Arias, por toda la isla buscando a mis hijos. Pero no hallé nada. Así que anduve bastante, bastante…se lo cuento a usted, pero me aflijo mucho. La Policía vino esa vez, nomás, unos hombres que querían conseguir un papel. Y otro hijo me dijo: déjate de joder, qué vas a andar de loca…”.
-Cómo se enteró usted?
-Porque no volvían a la casa. Al mes, nomás, ya nos decían que no los fuéramos a buscar, que los muchachos no existían más. Y salí yo sola, pero nada. Ellos eran conocidos de Dios y todo el mundo. Yo salía a buscarlos en el río porque decían que los tiraban al río…
Un día a la madre le trajeron la ropa de Pachín, llegó gente en un camión del Ejército.
Las pistas llevan a Escobar o a Tigre, se habla de un barco muy lujoso o de un bar.Se cree que vieron algo que no debían ver. La madre nunca hizo la denuncia y siempre los esperó.Salía a buscarlos por el río. Así murió doña Martina, hace pocos años.
*MAZARUCA: PISTA Y ENTRENAMIENTO. ¿Y ALGO MÁS?
El pequeño pueblo de Mazaruca se encuentra a 25 kilómetros hacia dentro de Ibicuy. Se accede por solitarios y largos caminos de tierra.
Durante varios años, el lugar dependió de la Fuerza Aérea, aunque también los vecinos veían a personal de Ejército y de la Armada.En Mazaruca funcionaba YCF, Yacimientos Carboníferos Fiscales.
PISTA
La zona se utilizó durante varios años para prácticas de ejercicios militares ilegales de Estados Unidos, y aún hoy puede verse la pista de aterrizaje. Lo expuse periodísticamente hace casi 20 años, y a partir de allí el Congreso argentino estableció que todos los ejercicios debían tener su autorización.
http://www1.hcdn.gov.ar/folio-cgi-bin/om_isapi.dll?advquery=1173-D-03&infobase=tp.nfo&record=%7B16%7D&recordswithhits=on&softpage=ref_Doc
Con relación a la época de la dictadura, en Mazaruca se hacían entrenamientos “antisubversivos”, y no se descarta que el lugar pudo haber actuado como un centro clandestino de detención, ya que se sospecha que llegaban prisioneros a través de Zárate por el camino a Ibicuy.
“Un sobrino, tenía entonces 14 años. Lo pararon, no te muevas. Eran varios Ford Falcon. Le dijeron que no se moviera, los Falcon fueron y volvieron. Eso fue en la entrada a Puerto Constanza, como quien va a Holt por Brazo Largo”, recuerda una testigo.
Los Falcon fueron los autos emblemáticos de la dictadura en las calles, para el secuestro y desaparición de personas. ¿Adónde iban? ¿Qué llevaban? ¿Por qué tantos en la zona?
En el libro “Enemigos íntimos”, Guido Braslavslyapunta que la Fuerza Aérea usaba un campo en una zona pantanosa en Mazaruca, Entre Ríos. Y que allí se realizaban entrenamientos militares “antisubversivos”.
*”VIDELA COMÍA ASADO Y JUGABA EL TRUCO”
El vecino de Ibicuy Juan Bautista Díaz Molina fue entrevistado, también junto a PachiAntivero, hace algunos años, en su casa sobre el río Paraná Ibicuy, zona de muchos campings y una belleza natural avasallante.
La presencia militar argentina, y a veces norteamericana, en Mazaruca, fue antes, durante y después del golpe de Estado de 1976. A EEUU lo sedujo el lugar por sus similitudes con Vietnam o Colombia.
Allí, militares argentinos y marines norteamericanos se hacían amigos de la población.
Juan Bautista, que trabajó en Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF), comía asados con los dictadores argentinos de los setenta y les vendía sus lechones a los marines en los primeros años del actual siglo.
DÍAZ MOLINA
“En realidad, nosotros los vecinos de la zona, del paraje La Argentina, siempre vivimos entre los milicos. Encima fueron muy solidarios. Nunca nos molestaron para nada. Yo sé que hubo problemas en otra parte del territorio nacional, pero acá nunca tuvimos problemas con los militares. Y nos asistieron con todo, con enfermería, con médicos, con medicamentos, hasta llevaron gente a Buenos Aires por salud…Se hicieron muy compinches de la gente de la zona. Nunca tuvimos problemas, al contrario. Los recibíamos como recibir visitas o amigos. Acá estuvieron muchas veces. Los marines también estuvieron acá, se quedaron como diez días. Había norteamericanos entreverados…”, recuerda.
Agrega que “nosotros tuvimos mucho contacto con los militares. Yo era chico y estaba en la base aérea de la Séptima Brigada en Mazaruca y había un avión de pasajeros que nos llevaba de mañana a El Palomar y a la tarde nos traía. Todo el que tenía que comprar, hacer trámites, ir al médico… Venía el lunes, traía gente de Buenos Aires…La Vaca se llamaba, muy conocido el avión… Era un avión creo que se llamaba Fokker de cuatro motores…Se le levantaba la trompa…En esos aviones acarreaban maderas, traían los vehículos, eran aviones grandes…hablo de los setenta… Los entrenamientos era con los Mirage, los Pucará, los Camberra… como tienen un centro de tiro y bombardeo…Atrás de la pista, como a 10 kilómetros, estaba el centro de tiro y bombardeo, todo armado con polígonos, blancos…después vendieron los campos…”.
-¿Es verdad que en la época de la dictadura por la noche le pedían a la gente del pueblo que apagara todas las luces?
-Bueno…Eso era como parte del entrenamiento. Como que el enemigo iba a atacar y había que apagar todas las luces. Pasaban y nos avisaban que a tal hora iba a haber un combate con balas de fogueo y la gente tenía que apagar las luces ante el posible ataque del enemigo. Siempre se hizo…
-¿En la época de la dictadura, había mucho movimiento?
-Sí. Camiones, aviones, colectivos, camionetas, helicópteros. Los helicópteros los tenían a todos. Grandes, medianos y chicos. Verdes y marrones. Venían de El Palomar. Los aviones también. Y el Ejército. Lo que más había en la zona era Fuerza Aérea y Ejército. Entraban también con camiones y Falcon…
-¿Se lo veía a Massera en la zona?
-Massera y todos… Si el Casino de Oficiales estaba en Mazaruca... A la casa grande de YCF, que le decíamos la Casa de Huéspedes, venían todos… Videla…a comer y a jugar al truco…El finado Videla... Venían en avión o helicóptero, unos milicos bárbaros. El último que vimos con mando fue Aldo Rico. Nosotros éramos empleados. Yo era uno de los administrativos, éramos 12. Éramos empleados del Estado. Era un establecimiento forestal del Estado Nacional donde hacíamos tablones para las minas de Río Turbio. Y en la casa grande estaba el casino. Esa casa tiene una gran historia. La hizo el dueño, un quichua. Después la reformaron. Antes era toda de adobe y la fueron haciendo de material. Nosotros trabajábamos ahí y ellos venían. Eran tipos muy serviciales. A veces comíamos con ellos. Pero no venían las esposas de ellos.
Una testigo dice sobre esos años que “en la época no había información, no había luz, no había ni radio. Algunos ni sabían lo que era un golpe militar”.
“Los sentenciaron y se quedaron callados”, afirma sobre los pobladores del delta.
El delta, tan cercano a Buenos Aires, siempre fue un lugar elegido para la pesca y el descanso. Varios integrantes de la dictadura también tuvieron esa debilidad turística.
La hija porteña de un hombre que habría sido comando civil, recuerda que su padre compró una casa en Ibicuy, y que normalmente llegaba al lugar y se iba durante varias horas. “Se fue del Banco Nación a los 38 años, y después nunca supe de qué trabajaba. Nuestro primer auto fue un Falcon verde. Un día se le ocurrió comprar la casa en Ibicuy. En la casa había armas, había cosas escondidas. No se podía entrar a uno de los tres cuartos, y daba miedo subir al altillo. Algo hacían ahí, y éramos niñas y nos dejaban solas con abejas, víboras, al lado del río, no estábamos acostumbradas a eso. El campo, que luego fue vendido, está pasando el primer puente, en el control caminero se dobla a la izquierda. Estábamos cómodos en Buenos Aires y nunca entendimos para qué compró esa casa en Ibicuy”, contó la mujer.
El otro hombre fuerte de la dictadura, el entrerriano Eduardo Emilio Massera llegaba en forma frecuente a la estancia “El repunte”, propiedad de su cuñado, Roque Bértora, ubicada sobre el río Paranacito.
El general Jorge Rafael Videla inauguró en diciembre de 1977 el complejo Zárate-Brazo Largo. A poca distancia ocurrían los vuelos, los entrenamientos militares, circulaban los Falcon verdes y él llegaba para descansar y jugar al truco en esos domingos donde no volaban ni las moscas.
*NN EN CEMENTERIOS DE LA ZONA
Cabe preguntarse qué ocurrió con los cuerpos que eran lanzados y que no se llevaba la corriente. Los que caían en campos, en cercanías de las rutas. O las personas asesinadas a balazos y abandonadas en las soledades de Ibicuy. La impunidad era total.
En el cementerio de Ceibas debería haber restos enterrados como NN. En Paranacito también. En Ñancay hay un cementerio indígena, y seguramente lo aprovecharon. Y en Ibicuy también. Y en Médanos también… En los cementerios hay muchos restos que generan dudas, y varios enterrados juntos. También en Gualeguaychú hay NN. Sucede que hasta ahora nunca se realizó una investigación minuciosa, documental y presencial. Estos son apuntes para rearmar una historia que quisieron, también, hacer desaparecer.
Si se sigue la línea por la zona caliente desde Esma, Campo de Mayo y el Palomar (dueños de los vuelos de la muerte) por lo que hoy es la Panamericana, con Tigre, San Fernando, Zárate, Escobar, Campana…se llega al delta entrerriano, el patio trasero de la dictadura.
Ibicuy. Tan extraño, tanta naturaleza, tanto silencio, tan desconocido. Tan cercano y tan lejano. Tanto microcentro allá y tantas víboras por acá. Tan cautivante, tan sin prensa, tantas personas que no quieren o no pueden dar su nombre. La historia argentina está llena de miedos razonables porque siempre mandaron los mismos. Al fin, todos somos NN si aparecemos tirados en las rutas, en los camposo en el agua. También si caminamos por el obelisco porteño, o si caminamos en Ibicuy, avasallante paisaje de todos los verdesque no distingue, que iguala todo. En el patio trasero, todo puede pasar. El obelisco y las víboras te atrapan al fin, caes aturdido por el ruido o por el silencio, ambos atronadores.
Fabián Magnotta
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